Hazlo (el cortometraje completo)

He tardado pero aquí está.

Los subtítulos en inglés corren a cargo de mi amigo Pablo Carrascosa González.
Si quereis saber de qué va la historia (por qué he hecho un cortometraje), pinchad aquí.

No dudeis en comentar.



Peli en casa

Lúa, Susana, Dani y Juan Luís preparados para ver buen cine, palomitas y cerveza en ristre.
En COLOR PERSONA -teatro- estamos inmersos en el montaje de mi nueva obra, Averroes en los no-lugares.
La forma de trabajo está siendo parecida a la que usamos con Nerón. Fuego de mierda.
Esta vez el equipo ha vuelto a mutar. Se mantienen, por supuesto, Lúa Santos y Daniel Sergio Pardo, pero contamos en esta ocasión con mis dos actores en el cortometraje Hazlo, Juan Luís Gill y Susana García.
Entre ensayos puros y duros, poniendo de pie el texto que estoy escribiendo y re-escribiendo constantemente (la segunda parte de la obra está surgiendo del trabajo con la primera), dedicamos días al estudio y la reflexión. Para ello estamos usando el cine. Pero no para copiar modelos, ni mucho menos, sino para abrir el debate acerca de temas que estarán presentes en Averroes.

Por ahora hemos visto:
Human Nature, de Michel Gondry, con la que hemos debatido acerca de la imposibilidad del retorno a lo primitivo, a lo natural, a la tierra.
Madre e hijo, de Aleksandr Sokurov, donde hemos girado en torno a las relaciones con la madre, con el pasado, con el hogar.
Stalker, de Andrei Tarkovski, acercándonos a la fe, la pérdida de la misma y las atmósferas que era capaz de crear el genio ruso.

Me alegra mucho ver a mi grupo involucrado (aunque cueste ver pelis a ciertas horas, con el sueño mordiéndonos los talones). De hecho, en alguna ocasión se han llevado mi copia de la película para echarle un vistazo en casa, completar el trabajo y, si han dado alguna cabezada, no perderse ninguna escena.

Espero, y creo que va siendo así, que estas películas estén influyéndoles no solo en su actuación y en el montaje de Averroes, sino en su vida diaria y en su formación como artistas.

Las veladas, desde luego, están siendo muy agradables, siempre acompañadas de palomitas (tiene razón Dani, masticar ayuda a mantenerse concentrado), té, cervezas, patatas, encurtidos (las nuevas aceitunas están mejores, os lo aseguro, las he aliñado yo), licores o lo que se quiera.
Deseo que mi equipo se sienta en su casa cuando estén en la mía, sobre todo porque Averroes debe ser un proyecto prácticamente familiar.

Ya van surgiendo los primeros roces, las primeras disculpas, las primeras complicidades y montañas de anécdotas compartidas de la vida de cada uno.
Poner en pie la propia obra de uno es una gozada, pero imaginaos si a eso le sumo conseguir que mi grupo se sienta una familia.

Autoconmiserables

Últimamente veo aparecer iniciativas, por llamarlas de algún modo, que tienen que ver, en principio, con la cultura en Córdoba.
De acuerdo, quizá sea el mismo fenómeno que sucede cuando la novia tiene un retraso en la regla, que uno ve embarazadas por todos lados. Y en estas, con tanto cartelito de Córdoba 2016, puede ser que me fije más de la cuenta.
Uno, en su último reducto de inocencia, se acerca algo timorato a aquellas que son generadas por jóvenes o que, cuando menos, no tienen demasiado que ver con la administración pública.

Una vez, construyendo una fuente en una comunidad en la que pasé un verano, metí la mano en un avispero y me llevé clavados cuatro aguijones a la vez, cuatro.

Se crea una asociación que pretende tender un mantel para el diálogo entre los creadores, con especial hincapié en la literatura, en Córdoba. Y ahí que voy yo, virtualmente, claro, a meter la mano para ver qué palpo y de qué va el tema.
Y claro, qué mejor que rebuscar un poco en el blog de dicha iniciativa y leer su manifiesto fundacional.
Vale, ya la jodimos. No hay manera de pasar de la primera linea para encontrarse con unos puntos suspensivos que, en lugar de tres, son... ¡siete!
Y, desde ahí, de mal en peor. Comas donde no deberían estar, otras que faltan, puntos en mitad de una frase e incoherencias gramaticales en un texto de cinco líneas exactas (sin contar la firma).

Voy recordando que se trata de una iniciativa que pretende "aunar las disciplinas del arte y la literatura" (¿el arte es una disciplina? ¿La literatura no es parte del arte y hay que aunarla? Bueno, esto para otro post).

Y, ahora, el momento de los aguijones.
Se me ocurre dejar un comentario escrito advirtiendo que, de entrada, todo mi apoyo pero que, hasta donde yo conozco, no es la mejor tarjeta de presentación un manifiesto de un proyecto que tiene que ver con la literatura que esté plagado de errores gramaticales.

Ojo, es un documento hecho en photoshop u otro programa de diseño gráfico, es decir, que nada de "es que escribo muy rápido con el teclado y se me pasan los errores".

Ya está, dejo un comentario en un espacio público que tiene habilitada la opción de dejar comentarios.

Día siguiente (mentira, horas) y arranco el ordenador para encontrarme con un aluvión de mensajes poniéndome a caldo.
Que si quién soy yo para dar lecciones de ortografía, que qué me he creido y, el que más me ha hecho ilusión, que, y cito textualmente, "no es mejor apoyar iniciativas q estan en fase d germinar y luego ya comentar?en cordoba x desgracia hay mucha tendencia a eso, en todos los sectores.tiempo al tiempo".

¡¡Tatachán!!

Ahora resulta que una iniciativa, si está empezando, o si es de Córdoba, o si es "cultural", no puede ser advertida de que se presenta al mundo con un manifiesto lleno de errores o, lo que es lo mismo para mí, cutre a más no poder.

Creo que ya comenté en algún foro (no de internet, sino de la vida real) que estamos más que acostumbrados a darnos palmaditas en la espalda sin haber puesto nunca en entredicho el producto que ofrecemos (bueno, salvo a la espalda, en las charlas de bares, donde menos se necesita). 
No llegaremos a hacernos a la idea de que cuando uno presenta algo al público tiene que cuidar lo que está haciendo. Si vas a escribir como el culo y te la suda, pues lo escribes y lo guardas en tu puto cajón, que para ti es y debajo de mi manto, al rey mato, pero si acabas "proponiendo al espectador que sea un cómplice con nosotros" (las tildes son mías) tienes, por lo menos, que revisar y poner en tela de juicio lo que sacas a la calle.

Si un vecino mío imbécil hace una silla con tres patas, me voy a la tienda a por una para sentarme y no se la compro porque sea vecino. Eso se hace con los mantecados de navidad de los institutos, que suelen ser malísimos, porque vamos a ayudar al niño de un amigo, pero en cuestiones culturales, te metes la caja de polvorones rancios por donde yo te diga.

Y luego nos enfadamos si el diario Córdoba no nos dedica un apartado para glorificar nuestra opera magna.
Pobrecitos los creadores cordobeses, que necesitamos un trato especial.

Hazlo (cómo se gesta un cortometraje)

Ha sido una semana muy larga. O debería decir UNAS semanas muy largas.
Me he pasado días en una nube de preocupación porque no era capaz de darle forma al cortometraje que tenía que escribir.
Para que todo el mundo sepa de que estoy hablando, este año he vuelto a participar (la segunda vez) en el festival de cine instantáneo que se celebra dentro del festival Eutopía.
En esta edición, la de la falta de dinero, los carteles flojeando y la desaparición de proyectos que al menos a mí me parecían interesantes, como TODO lo que tenga que ver con el teatro (salvo la actuación de los ganadores del Desencaja, que eso si que es para hacer otro post sobre cómo el que te dejen actuar es un premio dentro de un concurso), en esta poco lustrosa edición, digo, me propuse volver a la carga, a pesar del estrepitoso fracaso del año pasado.

Para los que no lo sepan, en la edición anterior rodé Shin-Dou (el camino de dios), una historia espesa, pedante y lenta sobre la fe como tránsito individual.
Pues bien, me comí (bueno, nos comimos, porque lo firmamos Nazaret y yo) un mojón enorme. Ni pasamos a la final. Aunque, viendo los finalistas y, sobre todo, los ganadores, uno se sigue preguntando si no hizo mal con tan siquiera acercarse vaya que se pegue algo.
Así que entoné un "¿el año que viene? ni de coña" cuando me preguntaron si lo intentaría otra vez.

Pero llega la fecha y Lúa Santos y Lorena Luque (que trabajó a mis órdenes en el corto anterior y por quien, a día de hoy, no podemos colgarlo en youtube) me dicen que van a presentarse como directoras y me piden ayuda para la edición. Para colmo, llevan en el equipo de actores a Daniel Sergio Pardo... y ya tenemos a Color Persona al completo en un corto que yo no voy a dirigir.
Y me sale la vena orgullosa y digo "no, yo es que tengo una idea este año y me voy a presentar".
¡Ole mis cojones! Echando pestes del festival y, en cuanto me tocan el orgullo me sale la envidia y me meto en esto... ¡y sin mis actores! Ah, bueno... ¡y sin una puta idea!

Así que imagínate, casi un mes sin poder hilvanar dos escenas en mi cabeza y con un montoncito ridículo de visiones en la mente fruto, sobre todo, de escuchar la voz de David Lynch cantando Dark night of the soul.

Me he agobiado demasiado. Prácticamente no he dormido algunos días y, para colmo, pasaba los días saltando del sofá al teclado para no escribir ni una linea.

Ahora, el salto mortal.
Como no tengo actores para el corto fantasma, me pongo en contacto con algunos, sin tener ni puta idea de qué hacer, y caen en mis redes dos: Juan Luís Gill y Susana García, que se presentan a una entrevista conmigo frente a unas cervezas, cargados de ilusión, mientras yo mantenía el tipo explicándoles una historia cogida con pinzas que ni era historia ni era nada.
Y pican. Y se embarcan en esto. Y ya tiene fecha y personas con nombres y caras y cuerpos y cerebros ilusionados.
Se complica demasiado todo. Si antes no podía escribir, ahora ya ni se detiene en mi cabeza la historia que, se supone, debería estar alambicando.

Talento al desnudo. ¿Será posible que salió bien la toma a la primera?
He pasado días en los que he pensado "a la mierda, no me presento y pongo mi cara de persona cuando estos presenten su corto y, para colmo, sea bueno y, para colmo, ganen". Pero ya no tengo esa cara y me duele más el sentirme desplazado (sin razón, lo sé, son mi familia y los quiero a rabiar) que el quedar mal.

Así que una noche, tal y como hoy escribo esto a las seis y media de la mañana tras la noche escuchando a Burial, entro en uno de mis famosos "trances" (permítaseme la expresión a falta de otra menos vergonzosa) y escribo, sin parar, las nueve páginas que forman, plano a plano, Hazlo.
Habemus guión.

Ahora la carrera para organizarlo todo con pocos días de antelación, pero a esa ya estoy acostumbrado y no me asusta; soy una persona de teatro, ¿recuerdan?

Un día de rodaje (como entendimos mal las bases, no lo rodamos en 24 horas, sino ¡EN 12!) y seis horas de edición (de un máximo de 10: me levanté el primero del puesto de edición para irme a dormir con el trabajo terminado).

Conclusiones:
1.- Soy un ser mezquino, envidioso, orgulloso y mentiroso, es decir, HUMANO.
2.- Me interesa del festival, además de no ser menos que Lorena y Lúa, LA PASTA. Me da exactamente igual quién vea el corto o qué opinen, sobre todo porque, después del año pasado, el gusto del jurado me parece, y esto es una opinión personal, digno de no tener en cuenta. Pero si gano, el dinero me vendrá de perlas, sobre todo porque hay dos cosas que me guían para hacer algo, a saber, la necesidad de arte y el dinero, y eso del arte en este festival... como que no.
3.- Soy capaz de hacer un corto HORRIBLEMENTE PEDANTE Y LENTO para, acto seguido, atreverme a meterme de nuevo en hacer otro a sabiendas que ya no me quita el sambenito de pedante ni dios y eso, quieras que no, afecta.
4.- Tras observar IRREGULARIDADES en el desarrollo del festival el año pasado que la organización se pasó por el forro, este año las vuelvo a ver y me vuelvo a callar, aunque, conociéndome, supongo que por poco tiempo.
5.- He pasado un día de RODAJE MARAVILLOSO con dos actores nuevos que, además de tener un talento brutal, son cercanos, inteligentes y dan ganas de pasar con ellos mucho más tiempo.
6.- Mi PAREJA tiene el cielo ganado y es una de las muchas razones por la que la quiero. Ha sido mi asistente en el rodaje y cree más en mí que yo mismo, siempre, bajo toda circunstancia, en todo lugar. Sin ella no lograría ni levantarme del sofá cada tarde.
7.- Me encanta EDITAR SOLO. Lo siento, Nazaret, pero con unos cascos y un vodka (sí, eso es lo que llevaba en la petaca, queridos, mientras vosotros sacábais las cervezas para parecer "malotes") puedo encerrarme en mi cabeza y, a estas alturas de mi vida, eso constituye mi mayor placer.

El jueves o el viernes se proyectarán TODOS los cortos (esta vez no hay fase final) y podré agarrarme de la mano de Juan Luis y Susana para desearles suerte. Yo, seguramente, tendré en la cabeza el dinero del premio y el premio que es ya, de por sí, haber trabajado con ellos. Lo demás me da exactamente igual.
Sea como sea, si no gano yo, que ganen mis chicas (Lorena y Lúa, claro).

Curioso, lo único bueno que tiene el Instituto Andaluz de la Juventud está fuera de él: la posibilidad del dinero (siempre dispuestos a financiar acciones culturales cobardes) y mis dos nuevos actores, de los que escuchareis hablar.

Caín.

El pasado fin de semana estrenamos, por fin, mi nueva obra: Nerón. Fuego de mierda.

Ha sido un periodo larguísimo de trabajo en la infernal nave en la que trabajamos, pasando un frío del demonio y un calor infernal (los tejados de uralita es lo que tienen).
Durante este tiempo hemos tenido de todo: deserciones, cambios, enfados entre nosotros, enfados con los demás, colaboraciones inesperadas, decisiones acertadas y otras erróneas... lo que viene siendo la producción de una obra de teatro.

Hicimos un pase privado el jueves sólo para los más cercanos y, entre ellos, estuvieron mis padres con unos amigos.
Será porque la relación que tengo con ellos es muy cercana, sobre todo con mi madre, pero no llegaba a entender a Lúa cuando comentaba, tras el estreno, que se había sentido nerviosa al tener que hacer su monólogo justo enfrente de mi madre.
Ahora, con algo de distancia, lo entiendo. No debe ser fácil para Lúa tocar un tema delicado frente a su protagonista, así como no debe serlo para mi madre, que ha visto parte de nuestras miserias aireadas.
Afortunadamente, he hablado largo y tendido, durante noches, con mi madre sobre estos temas, y tengo suerte de que lo entienda y que me apoye, tanto ella como mi padre, claro.

Vino bastante gente todos los días, pero ocurrió algo curioso. Invitamos a un director de cine, un escritor y director de teatro y a dos grupos de teatro que comparten espacio de trabajo con nosotros. Se supone que todos amigos y hartos de decirnos "cuando estreneis, avisad".
Antes, meses antes, habíamos ido casi en excursión a ver sus cortos, películas y obras, Color Persona al completo, incluso llevando cuanta más gente mejor para demostrar nuestro apoyo a los compañeros creadores. Pero a la hora de nuestro estreno... solos. O, al menos, solos en lo que a representación cultural se refiere. Todo fueron excusas (joder, que han sido 3 pases en 3 días distintos, uno de ellos entre semana por si acaso) y lamentos.

 Hay "Caines" que ni tan siquiera huyen horrorizados.

Esto demuestra algo que ya sabía: en Córdoba ni gremio ni leches. No ya solo constata que un servidor no pertenece a ninguna generación ni grupo de creadores cordobeses (si es que eso existe, que lo dudo), sino que esa costumbre cainita de la que me han hablado está en su máximo apogeo.

Estamos mucho más preocupados en vernos en prensa que en crear, y mucho más en hacernos un hueco en el suplemento cultural que en pensar que, en ocasiones, hacer algo artístico es un trabajo y que, de vez en cuando, no viene mal trabajar con otros y no dedicarnos, simplemente, a escupir desde el pedestal.
¿Tendrán huevos de criticar, mañana, este texto?

Ya ven, al final resulta que yo soy el crítico con los demás y, sin embargo, aquí me tenían, mandando correos a todo el mundo para decirles "si necesitas lo que sea, avisa".

Al único que invitamos a sabiendas de que no iba a venir fue a David Fernández que, al menos, tuvo la decencia y el buen gusto de respondernos, desearnos ánimo, y dejarnos claro que es preferible decir "no me muevo de aquí ni a leches" que animar con un "avisad cuando estreneis" para luego limpiarse el culo con el papel de la invitación.

En fin, estuvieron los que debieron estar y creo que les gustó mucho. A mí, desde luego, me encantó poder compartir tanto tiempo de trabajo con las cabezas inquietas que nos acompañaron.

Vamos a intentar vender la obra fuera de esta tierra para, como suele pasar, algún día volver y que nos digan los de aquí que somos algo así como hijos predilectos.


Yo, por mi parte, ya estoy escribiendo la nueva adaptación de Averroes, que se titulará "Averroes en los no-lugares" y preparando la colaboración que vamos a llevar a cabo con Máximo Sandin. Al menos los disidentes nos tendemos puentes.

Cuando los vemos, nos parecen idiotas


Banderitas, colores patrios, himnos, eslóganes... y cuando los vemos por la tele, nos parecen idiotas.





Re-estreno y nueva videopromo de "Mi cuñado se volvió loco"

El jueves pasado "re-estrenamos" en la Facultad de Ciencias del Trabajo de Córdoba la obra que escribí para Color Persona, bueno, concretamente para Lúa Santos, "Mi cuñado se volvió loco".

Es curioso como, en ocasiones, uno se ve haciendo teatro para sí mismo. Ni contamos con ayuda para montar y desmontar la escenografía (ojo, tampoco para que quitaran del escenario las mesas pesadísimas y una, de no menos tonelaje, tarima de madera que ocupaba la mitad del escenario y que nos impedía montar nada).
Allí nos las apañamos la propia Lúa y un servidor para hacerlo todo, solitos. Y eso que nos preguntó el jefe de equipo (¿de qué equipo?) de la facultad, semanas antes, cuando fuimos a preguntar: "bueno, ese día le echareis una mano a los conserjes, ¿verdad? Es que no tenemos mucho personal".
Y vaya si no tienen personal. Como que terminamos haciéndolo todo solos.

Y la guinda del pastel: no fué ni un solo universitario (o una sola universitaria). Todo lleno de gente ajena a la universidad que nos conoce y nos sigue. Y eso que toda esta movida estaba metida en algo que se llama "Jueves Universitarios".
¿Qué carajo les pasa a la new high class cordobesa que campa por esa facultad? ¿Ya no van a acercarse a la cultura ni aunque se la lleven a la casa? Miedo me da, de veras.

En fin, que como me gusta a mí un motivo para cabrearme más que a un rey un lápiz, pues nunca me faltan, claro.

Y tras todo esto, al menos, la actuación fue emocionante a más no poder. Al público le gustó (o eso creo) y a nosotros también, y ya es difícil unir esas dos circunstancias.
Con motivo de ese re-estreno hemos montado el DVD promocional (ahora a vender) y, como extras, ofrecemos un trailer nuevo.
Os lo dejo, a ver qué os parece.
Se vale comentar.



Noctámbulos (y III)

Esta es la tercera (y última) de las entradas relacionadas con el trabajo que Nazaret Castro y yo realizamos en Cosmopoética 2010 en el ciclo Noctámbulos.


De nuevo comienzo con el poema que respondió a la ilustración anterior y termino con la ilustración con la que Nazaret cierra la conversación.

De nuevo millones de gracias a Nazaret y mis mejores deseos para uno de los más brillantes e indiscutibles talentos de Córdoba.


Jean-Louis se quejaba
-y con razón-
de que no encontraba ya
jóvenes con las manos en los bolsillos
vagando por las calles
atentos solo a sus pensamientos
sin pose ni artificio.
Noctívagos enfundados en abrigos
con la cabeza gacha y el rostro tranquilo.

Todo es, Jean-Louis, máscara y mole.
Los abrigos son escudos de armas
y las gorras se conectan a la imagen
de alguien más famoso, mejor asesorado.
Nadie se cala el sombrero
hasta cubrir lo especular del ojo.
No caben los puños en el gabán,
enfundados como están
en guantes de boxeo.

Todo trazo en el mapa
supone una danza estudiada
que divierta, asuste o amenace
-un aquí estoy yo impenitente-
al simétrico bailarín de la otra acera.

Cada uno con sus miserias,
electrón en el abrazo molecular,
deseoso de disminuir la entropía
y acunarse en el lecho del ser muchos.

Ya he conseguido bajar
tu batallón a tres.
Las bajas no son numerosas
y puede que no causen más estrago
que el animar al lobo hasta que caiga
en el cepo.
Sin embargo
dormiré dando dentelladas
o haré como que duermo
con la intención de disolver la charla
en la triste inflexión del caminante
que, tras el viaje y lo inútil
de mostrar las fotos
se decide a beber solo
hasta que el vino
lo torne en sadhu en lugar de aparecer
como un mero vagabundo
-uno de tantos-
ante tus ojos.
 Imagen: Annymal - Muses

Lhasa

Hace apenas una hora ha muerto la que ha sido el centro de mi casa desde que la traje, hará menos de un año.
Ha sido en un momento, un colapso provocado por una hemorragia interna que, finalmente, ha llegado al pulmón. Cuestión de minutos. Se me ha ido en la mesa del veterinario.
Sí, Lhasa era un animal y, para los que quieran hacer el chiste, una coneja.
No me he cansado de repetirle a todos que ha sido la mejor mascota que he tenido (y he tenido muchas y de varios tipos). Silenciosa, tremendamente limpia, cariñosísima, graciosa, como un peluche que tardaba segundos en subírsete encima del pecho para acurrucarse cuando te tumbabas en el sofá.
No uso este blog para temas insustanciales, por eso esta entrada.
Se llamaba Lhasa por la capital del Tíbet y, además, por la cantante Lhasa de Sela, que falleció también este año nuevo siendo tremendamente joven. Lo mismo que la Lhasa que ha vivido en mi casa.
No le ha dado tiempo a casi nada. Sólo ha salido una vez al campo (y se lo pasó genial) por culpa de las lluvias, pero ha vivido una vida feliz, bien cuidada, querida (muchísimo) y acompañada hasta el último minuto.
He podido, incluso, despedirme recitándole mantras al oído para que le ayuden en su tránsito hasta la siguiente rencarnación.
No era una persona, lo sé, y precisamente por eso ha tenido todo mi cariño desde que entró por la puerta.
Que su tránsito por el bardo sea corto y su siguiente existencia esté más cerca del Nirbbana.
Descanse en paz.

Noctámbulos (II)

Pensé no publicar más partes de nuestra participación en Noctámbulos si nadie comentaba el post anterior, pero como hay un leve interés (lo cual es más que suficiente para un ser egotista como un poeta), aquí va la segunda parte.


Ya sabes, este es el poema con el que respondí al anterior diseño y, a continuación, el diseño/respuesta al poema.


Fue en Tánger,
lo recuerdo,
donde la Epifanía
se hizo tierra.

En mi casa la presencia de otros
siempre me sentaba mal
y toda la gente era despreciada
y todas las personas eran amadas.

Pero en Tánger, antes de la luz verde
que transforma los rostros en neones,
era distinto:
el aire del desierto se quedaba atrás, relinchando,
y una brisa helada recogía mis brazos
alrededor de cada humano con distinta mochila.

Allí estaba solo con mis hermanos
y aquí estaba solo con Carl Solomon.

Y llegó la consabida Epifanía:
ya era capaz de detestar
al que me hiriese, ya fuera
rumor de asfalto o carne de bazar.

Estaba curado
-cantad el Aleluya-
de la doble moral de odiar la manada
y amar la manada en casa del vecino.

No logré unir mis nervios
a los nervios romos de los que viven
fuera de mi cuerpo, pero al menos
la decisión cobraba forma
y se movía sin timidez:
desprecio sin racismo,
miedo sin idea,
asco sin formato.

¿Con todo lo que costó
sacarme de la cama ajena
y meterme en la del faquir
pretendes, ahora, responder
diluyendo mi vino entre las caras
de quienes no conozco?

Ayer diría: todos son yo
y a todas las he amado como a ninguna.
Hoy se que es falso,
que no he encontrado hermano entre las cabras
ni he logrado ahondar cada útero
por más que lo he intentado.

Me has hecho Mevleví
a la puerta de disneylandia
cuando yo solo quise
compartir contigo el manto de lana
de un Rumi sin canción y sin giro extasiado.

No será así, pero no importa:
demuestra desprecio el pintor
que mezcla el color con la desidia
banalizando el regalo
del color mismo.

Guardaría ya silencio si no fuera
porque es en ti
en quien toma sentido el sonido.

 Imagen: Annymal - Graces

Noctámbulos (I)

Tal y como comenté en la entrada titulada Dos Animales, la gente de Cosmopoética, por mediación de La Bella Varsovia, nos propusieron a Nazaret Castro y a mí que trabajáramos juntos para, finalmente, acabar recitando mis poemas y proyectando sus diseños en el Jazz Café, ayer mismo, a eso de las 23:30 de la noche.

En primer lugar, agradecer a los que asistieron y soportaron mi lectura (envuelta en la misma fiebre que sigo teniendo hoy), a Alejandra Vanesa por la presentación y a Nazaret, por supuesto, por todo ella.

Cumpliendo lo que prometí, os dejo el resultado de esta extraña simbiosis entre los dos, a modo de conversación. Comenzamos con un poema mío, al que Nazaret responde, y así sucesivamente.

Se me va a parar el corazón
probablemente esta noche.

No hay vino suficiente
para transformar el fluido en sangre
y las ratas en palomas.

Ella decidió que era
un perro de presa.
Decidió que era el momento
de pintar mi baile
con los mismos colores
de siempre.

Se me va a parar el corazón
puede que esta noche.

Si solo fuera lo que hago...

Ella decidió hacerme
un cepo mortal, y se miró la herida
y casaron los dientes
y, al grito de ¡eureka!
desterró la fotografía
de mi cabeza.

No te hagas ilusiones.
Ella no se hace ilusiones.
Yo no puedo hacerme ilusiones.

Sin saberse oro,
sin saberme viejo mellado
que sacude la criba a la orilla
silencia por un momento
la mutación de mi cuerpo
de tristeza en las esquinas de los párpados
a ganas de dar hostias.

Se me va a parar el corazón
seguramente esta noche.

De esto ya hemos hablado
otros días y en otras aceras
pero propones seguir la charla
desde donde calló abatida.

¿No has reparado
en que será un espejo de la anterior paliza
y que de nuevo vendrá
una era de silencio?

Se me va a parar el corazón
con seguridad esta noche.

Y no va a haber vino en el mundo
que detenga la construcción
de la torre cerrada.

Se me va a parar el corazón
esta misma noche
con tal de que entienda
que hay malas formas,
poco elegantes,
que convierten la mesita de café
en lecho demencial
y que hablar de follar no es
cuestión de macho, fusta y cojones
sino lo aprendido
acerca del infinito amor
que se puede -que puedes-
destilar de la cólera.

Se me va a parar el corazón
en este momento.

Y abriré los tendones
y esquivará el tacto
y será el fin del juego
como cada martes.

Se me va a parar el corazón.

Yo seré demasiado hombre
y ella será
demasiado contraria.


Imagen: Annymal - The origin of toasting

Erbarme dich

La traición y la culpa en la más bella forma
 
El único contacto que tengo con las personas, de manera casi diaria, que se sale de la seguridad de mi hogar o de mi consulta, es durante los ensayos y tras ellos, indefectiblemente, llego a casa con la cabeza llena de emociones, ideas o terrores.
Hoy he estado dándole vueltas a quién soy yo para la gente que me conoce o, mejor dicho, para la gente que me ha conocido.
Esto tiene que ver mucho con estos contactos con el resto de la humanidad, y es que se producen en situaciones controladas en las que desempeño un rol claro y que tienen una finalidad, ya sea desarrollar una intervención terapéutica con un paciente, montar una obra de teatro o preparar un concierto. Sea como sea, salgo de casa solo si tengo que hacer algo, y he aquí la idea que me está rondando durante toda esta noche.
Para los que se encuentran entonces conmigo, soy un psicólogo -en el sentido amplio de la palabra-, un director -en el mismo sentido-, un consejero, un escritor, una ayuda, un chófer, un compositor, un ideólogo, un sindicalista, un guía espiritual o un lector, entre otras.
Curiosamente, nunca un amigo.
A mi alrededor, con esa insistencia que tiene el mundo con no dejar de girar a pesar de mi quietud, se van celebrando cumpleaños, cenas de año nuevo, bodas, salidas de marcha, cafés para charlar, encuentros furtivos...
En ninguno de ellos soy requerido y, si acaso acabo en alguno, siempre es en calidad de algo, sobre todo de alguna de las funciones que les he descrito.
Tal vez esa sea la razón por la que me dedico a la música, al teatro, a la escritura o a la psicología, para poder participar en el juego humano y sentirme, si no invitado, al menos pieza de un instante de cooperación.
A todo eso ayuda, desde luego, el hecho de que no conservo amigos.
Echando la vista atrás, ni uno del colegio, tampoco del instituto, ni de la orquesta en la que me crié, ni de la universidad, ni del doctorado, ni de cuando daba clases en la universidad, ni de los grupos de teatro anteriores, ni de los grupos de música. No conservo amigos porque quemo los puentes a una velocidad de vértigo.
Antes aseguraba que no quería conservarlos. Ahora, simplemente, reconozco que ya no sé cómo hacerlo. Finalmente se han mezclado los dos motivos.
Quizá las dos únicas personas que me consideran su amigo -en los términos en los que yo contemplo ese vocablo- lo son por su propia insistencia, por construir puentes hacia mí mucho más rápido de lo que yo los voy quemando ya sea a base de distancia, cambio o, sobre todo, silencio.

Espero que, al menos, la gente venga al próximo estreno o lea lo que escribo si se publica algún día con el formato que a mí me guste. Será un sustituto, claro, pero ya me he acostumbrado a que eso sea suficiente para, al menos, ir tirando y tiritar menos estas noches.

Música: J.S. Bach - Erbarme dich, de La pasión según San Mateo

Dos animales

[...] oh, how I try [...]

Hoy es día de celebrar.
Parece ser que, para esta edición de las actividades previas de Cosmopoética 2010, voy a acabar recitando dentro del ciclo Noctámbulos.

Se trata de usar los pubs como espacio para la creación poética y plástica (¿acaso no es lo mismo?)

La idea es presentar el trabajo de un poeta y un artista gráfico y, curiosamente (¿destino, limitados recursos en Córdoba, casualidad..?) la artista que trabajará conmigo será, si todavía no se arrepiente, Nazaret Castro.
Efectivamente, la Nazaret Castro a la que puedo llamar, orgullosamente, amiga, esa que se esconde bajo el talento de Annymal.

Cuando Elena Medel me mandó el correo para anunciarme la posibilidad de participar, no tardé en responderle que, si necesitaba algún nombre de artista gráfico, pensara en Nazaret. Es, y esta vez no me equivoco en lo más mínimo, de las creadoras que conozco, una de las más coherentes con su trabajo, contradicciones (benditas contradicciones) incluidas.
Va a ser un honor poder trabajar codo con codo con la que ya fuera mi mano derecha en la creación del cortometraje Shin-Dou que produjo Color Persona. Esta vez no será un campo nuevo para los dos, por lo que el resultado, además de prometedor, me resulta tremende excitante.

¡A trabajar! 

Música: Fever Ray - Concrete Walls
Ilustración: Annymal - her heart is your piñata  

Amabilidad de perrera

Om Mahakala Kala Bikala Ratrita Dombini Chandali 
Rakshasi Singhali Devibhyo Hung Pet Om Shri Mahakala Hum Phat

Mantengo intacta mi cólera, sin odio, sin resentimiento ni rencor, pero disponible para todos los que no tengan medios de recurrir a ella, demasiado destruidos por los más salvajes.
Onfray, M. (2008) La fuerza de existir. Manifiesto hedonista. Anagrama.













Música: Monjes del monasterio de Gyütó - Tantra de Mahakala

El viaje a ninguna parte.

Fernando lo escuchó en su despedida. Grande hasta en sus gustos.
 
Por supuesto, no estoy hablando del disco del infumable Bunbury, sino de la película de Fernán-Gómez.
Acabo de verla por... ¿tercera vez? No sé...
Es extraño, pero en esta ocasión, al acabar la secuencia de créditos, me da por revisarme los bolsillos de dentro y resulta que me siento terriblemente solo. Ha ocurrido de repente, al pensar que el creador, actor y director de lo que acababa de ver ya no está entre nosotros.
Sé que no es noticia, claro, pero este espacio no es, lo sabes, de actualidad que digamos.
Pero eso sí, ha sido la primera vez que he visto la película pensando en mí mismo como parte del mundo del teatro, no como espectador, que también es parte, claro, sino como escritor y director.
Da miedo dedicarse a un oficio que lleva agonizando ya más tiempo que vivo (y que dure), que no ofrece ningún tipo de seguridad y, mucho menos, a quienes se arriesgan lo más mínimo o, simplemente, deciden que por ese camino no y por este, pues vamos a probar.
Echo de menos a Fernando Fernán-Gómez, pero esta vez de un modo prácticamente personal, como si echara en falta a alguien que ha estado viviendo conmigo, en la misma casa. Quizá, y solo ahora me estoy dando cuenta, se nos haya ido a todos los que nos dedicamos a esto de entretener una parte de lo que debe ser el oficio, es decir, la visión clara de que esto es, también y puede que sobre todo, un oficio.

Si algún día me llega la fama y se me sube a la cabeza (no es un deseo, pero cosas más absurdas se han visto), recordadme la furgoneta en la que viajaban rumbo final a Madrid.
Dignidad, aunque no sepa lo que es, y confort, aunque tenga que inventármelo.

Descansa en paz, amigo. Gracias a tí intuyo el destino del viaje.


Música: Ignacio Corsini - Caminito

Correveydile

Esto no es nuevo, como verás.

No, no es el título de ninguna obra que esté escribiendo, ni tan siquiera de un poema (aunque, ahora que lo pienso...)
Simplemente es la situación que me ha estado rodeando estas semanas de ensayo.
Cuando los cordobeses comentan que Córdoba es un pueblo resulta extraño e incluso exagerado, pero para alguien como yo, que viene del pueblo, vivir situaciones como la que me ha ocurrido hace unos días refuerza el deseo de unirse a la corriente de los que lo piensan.

¿Saben cuánto se puede tardar, en este mundillo del teatro cordobés, en saber un comentario que se emite un miércoles por la tarde? Pues por experiencia propia les digo que se puede tardar apenas tres o cuatro horas.
Este es el tiempo que se necesita para que mi nueva escenógrafa haga un comentario a un actor de otro grupo, este se lo comente a otra actriz de otro grupo, esta conversación la escuche una de mis actrices y, finalmente, llegue a mis oidos.
No me voy a hacer el sorprendido a estas alturas con el tema del cotilleo en el mundo del teatro, pero he de reconocer que para mí esto es un tiempo récord.
Afortunadamente me estoy rodeando de gente de una pieza y, gracias a que estamos aprendiendo a decirnos las cosas a la cara, hemos podido resolver la debacle que se podía haber montado si llego a hacer caso de las interpretaciones, reinterpretaciones y puntos de vista desenfocados con el manoseo que ha ido sufriendo el comentario inicial.
Es fabuloso estar escribiendo una obra llena de asco hacia la supuesta "creación artística" y lo que esconde en el entorno que conozco y que nos ocurran cosas relacionadas día si, día también.
La realidad supera a la ficción, aunque esto del teatro no sea más que una representación de la realidad, pero es que, si escribiera este tipo de cosas en una obra, no se las creería nadie.

¿Alguien tiene algo que comentar acerca de estas cadenas enfermizas de desinformación? Y, si es posible, ¿algún ejemplo relacionado con la "creación artística"? (Creo que nunca voy a volver a escribirlo sin comillas si sigo así).

Música: CORTEN ESPADAS AFILADAS, anónimo del Cancionero de Medinaceli (1535 -1595). Conjunto de Música Antigua LES CARILLONS. Soprano: Nora Miranda.

Nerón. Fuego de mierda.

Este es el título de trabajo de la nueva obra que estoy escribiendo y montando con Color Persona.
Llevo ya meses dándole vueltas a los textos pero por fin estoy viendo una línea argumental más o menos clara.
Desde que Carlos de Austria abandonó el proyecto y Gerardo Corzo desapareció de nuestro mapa, hemos tenido que reagruparnos y replantearnos el rumbo que está tomando la compañía.
Lo bueno de todo, pues un innegable sentimiento de ira compartida por todos los componentes del equipo, las incorporaciones de una nueva técnica de luces y escenógrafa (María González) y una nueva actriz y bailarina/bailaora (Araceli Molina) y el hecho de estar compartiendo espacio para ensayos con los compañeros de Vértebro.

Consciente de que una obra de teatro no es más que una solemne distracción para un ego superlativo que se siente culpable y de que el hecho de que te llamen "panfletario" debería sonar como música para mis oídos, estoy deseando presentar este trabajo.

Por primera vez en la historia de la compañía nos vamos a alejar del modo tradicional de hacer teatro. Ya nos hacía falta, que mucho hablar de romper con el clasicismo mal entendido (léase rancio y empobrecedor) que reina en la escena cordobesa y de salirnos de los circuitos y del deporte más extendido por parte de los artistas que me rodean (el de lamer todo culo que esté cubierto de brillantina política o propagandística), pero no llegábamos a desligarnos del todo.

Esta vez estoy solo ante el texto y el montaje. Bueno, ESTAMOS solos, porque es la primera vez que siento un impulso coherente y sin fisuras en mis compañerAs (ahora son mayoría las chicas, Dani, así que vete acostumbrando).

Me he pasado la vida asustado (y sigo estándolo) por prácticamente todo.
A los que me gobiernan les viene de puta madre este miedo y ya, de tan profundo, no creo que pueda extirpármelo. Por lo menos esta obra quiere servir-me para mostrar ese puntito nihilista y violento que a tantos ha enamorado.

Pasaos por la página de la compañía (www.colorpersona.com) y apuntaos a la lista de correo (a la derecha, nada más entrar) para que os mande información de cómo vamos.

Si Nazaret saca tiempo y ganas y se quiere venir un día a sacar fotos de los ensayos, las publicaré por aquí. Yo paso de colgar las mías; soy aún peor fotógrafo que dramaturgo.