Curso de imposición de manos online por paloma mensajera

¡Qué inmenso poder
debemos tener los poetas
para que, creando símiles,
otros generen pseudo-ciencias
y se agarren a ellos
para defenderlas!

Esto no es un poema. Es una declaración sorprendida de quien ve cómo se imparten cursos de reiki en algunos hospitales y, por otro lado, se les niegue la quimio a pacientes en otros por falta de dinero y, por qué no decirlo, por falta de conciencia en la importancia de la ciencia.

¿Dejaremos de ser adultos infantilizados algún día?
Dejando a un lado las analogías con El Principito que tan bien quedan, yo, personalmente, estoy harto de ser un niño sin serlo y de que los demás, a mi alrededor, sigan empeñados en seguir siéndolo en las facetas en las que no deberían.

¿No podríais ser niños en la capacidad de disfrutar y no, como ocurre, en la necesidad de un papaíto que nos cure imponiéndonos las manos, pasándonos "energía universal", ayudándonos a saltarnos a la torera todas las leyes de la lógica y la razón y que hable de emociones como si fueran algo mágico sin más ley que la de lo bonito que es el arco iris?

El arco iris sigue unas leyes físicas. Cuando alguien lo usa para aprovecharse de tu esperanza, entonces son otras las leyes que deberían aplicarse.

Variaciones genéticas de la mosca de la fruta (II)

Suda sangre,
¿será imbécil?
Y ni tan siquiera sabe
constreñir las arterias.

Variaciones genéticas de la mosca de la fruta

A quien le interese:
no vengas y, si puedes, vete.

Elige soltar, no agarrarte,
la belleza está en el salto del columpio
y no en agarrar el extremo contrario.

En el aire
en el aire libre
libre en el aire.

¿De qué materia están hechos
los algodones que rellenan
estos muñecos que viven
en las casas cercanas a la mía?

En mi ciudad te pudres si te mueves
y te pudres si te paras
y solo no te pudres
si haces de ese hedor tu colonia
y la compras.

Me he equivocado:
este invierno no solo no pasaré el río solo
sino que ni tan solo pasaré el río.

Mientras decido en qué orilla
vivo
-si en la que relleno
o en la que deseo,
porque soy
obcecado y enfermo de tristeza y cariño-
dejo las herramientas de hacer puentes
y te  mando a la mierda,
a ti y a tus ganas de cruzar.

¿Quieres?
Cómprate un puto barco
y a ver qué haces cuando te enfrentes
a la corriente.
Nunca habrás llegado
tan lejos.


Cesión a la pierna

Nadie ama al martillo.

Mientras abraces con fe, se te abrirán los visillos
pero no las puertas.

Nadie ama al martillo.
Fascina el centelleo de las chispas
que saltan del golpe contra la piedra
pero nadie ama al martillo.

Nadie, absolutamente nadie,
ama al martillo o, al menos,
no mientras se esté endureciendo poco a poco y no haya podido
demostrar su valía
-que se le de nombre
en estos días
es más importante que serlo-.

Hay una vieja galesa
-setenta años y salta al potro
atlética, ¿cómo si no?-
que me golpea con indiferencia y me sonríe
en las fotos
y me llama al zazen
ajusta mi montura
confía en mí
y me dice en silencio:
nadie nos ama, a los martillos,
pero no podemos ser otra cosa
que herramienta tosca, brutal, ciega
pero con los nervios a flor
en las piernas
y el centro de gravedad
cada vez más bajo
.

Y yo la creo
y me da un frío terrible saber
que me faltan cincuenta años o más
-o puede que nunca-
para recibir abrazo
de aquellos que hoy me recuerdan
que nadie ama al martillo.

Poetas a la calle

Hace ya tiempo que no informaba de ningún evento, así que ahí va este:


Ya está en la calle la antología POETAS DEL 15M.
Es la canalización de las reacciones de un montón de poetas, tanto nacionales como internacionales, al movimiento 15M y a la necesidad urgente de un cambio inmediato.
Está realizada por Editorial Séneca bajo la sonriente coordinación de Julia Carú, poeta y amiga.
Yo participo con un par de poemas y, si me buscáis en el listado que aparece a la izquierda de la página del libro, podéis encontrarme con el enlace a este blog.


Podéis, si os interesa, comprarlo online o pidiéndolo en vuestra librería de cabecera.

Ya comenté la historia de este libro en esta entrada.


Que no pare la lucha.

Monju Goson

Espero a que llegue el frío
y lo preparo durante el otoño
esquivando las tristezas
propias y ajenas
para encararlo en zazen
con el torso descubierto,
las botas calzadas
y mi calva lamiendo el relente.

Que venga.

Este invierno
no pienso cruzar solo el río.

Este invierno
no pienso sólo cruzar el río.

Sennheiser hd 380 pro

Tengo un paciente que, como muchísimos hombres, solo sabe reaccionar con ira a las agresiones externas.
Si algo o alguien lo acorrala, rompe cosas e insulta.
Si no trabajo con él o, mejor, si no trabajamos juntos, seguramente llegará a agredir físicamente a sus seres queridos.
Ya lo ha hecho verbalmente.

Tengo un paciente que, como muchos de nosotros, tiene un interruptor con dos posiciones.
Nada de un dimmer suave y amable.
Alegría - Ira.
1000 vatios de potencia para reirse con otros colegas igual de asustados o para gritar, insultar y partir mobiliario.

Tengo un paciente binario, como muchos hombres que somos.
Cuando entra en la consulta me saluda con una sonrisa franca, abierta, llena de amor y miedo.
Cuando siente miedo
o dolor
o tristeza
responde con ira.
Solo conoce esa ira
-le tengo mucho aprecio-.

Si siente celos, monta en cólera.
Si se siente inferior, monta en cólera.
Si se topa con la duda, monta en cólera.
Si echa de menos, monta en cólera.
Contra los demás
y contra sí mismo.

Yo solo sé ponerme triste.

Si lo suyo no fuera más dañino que lo mío
-que no digo que lo mío no lo sea-
seguramente seríamos buenos amigos
en lugar de trabajar el problema
y seguramente acabaríamos
tocando blues juntos
con los cascos puestos.

Deus ex machina

Un medio de fino del que me regala mi padre.
Buen tabaco en mi pipa (Savinelli) cortado por los Amish.
Vodka helado según la receta de Mendeleev.
Arroz con verduras del huerto de mi suegro con pimentón de la Vera. Bien reposado.
Un libro recién comprado de Jesús Ferrero o de Mário de Sá-Carneiro (ese olor a libro).
Una película de Lynch o de Sokúrov.
Una sonata para violoncello de Bach o un disco de Ben Frost escuchado por unos cascos Sennheiser.
Una tarde de vino y conversación con los amigos (bueno, desde pequeño, sobre todo, las amigas, ahora de todo un poco).
Un paseo en bici con el viento a favor.
El apoyo incondicional de mi pareja.
Té blanco sin azúcar.
Un correo electrónico de una paciente dando las gracias, diciendo que entiende el proceso y que está mejor.
El buen sexo (y sigo sin encontrar el malo).
Un paseo a caballo en sintonía con el animal.
Veinte minutos de zazen que acaban con una sonrisa...

Sergio Mora - Tu placer es mi placer
No, está claro que no necesito a dios para nada.

Ojodelobo

Puede que sea saturación.
Escucho una cantidad de música gigantesca. La escucho de veras. Y veo películas, muchas películas.
Leo casi todo lo que cae en mis manos.
Soy una desbrozadora y, tras el césped superficial y los hierbajos, todo lo que encuentro me aburre soberanamente.
Cada vez me cuesta más trabajo hablar de la música que me gusta con los demás y me limito a hablar de la música que me gustaba.
Nada me excita. O casi nada me excita.
En ocasiones encuentro a un Ben Frost, un Akira Rabelais o un Vladislav Delay, incluso, que me hacen plantearme que otra forma es posible.

Quiero llenar mi casa en el campo de máquinas extrañas que generen sonidos nuevos y que pueda controlar con mis manos.
Y tengo que hacerle sitio a mi vieja guitarra Gibson y a mi nuevo amplificador Fender en todo esto.

Me cuesta muchísimo volver a tocar en grupo, volver a improvisar. Toda jam session supone, con los músicos que me rodean, doblegarme y hacer que valga más mi deseo de contacto humano que mi deseo de experimentación.

Todo esto va a cambiar. Voy a ponerme manos a la obra en cuanto vuelva del siguiente viaje. Puede que incluso antes.

Lo que me faltaba. Para el perro más solo del mundo, la experimentación es la más solitaria de las casetas.

De qué hablo cuando hablo de montar

Hay una llamada íntima y preciosa en todo lo solitario, en el contacto directo y silencioso con las cosas.
Sobre la bicicleta, entrenando para hacer el camino de Santiago sobre dos ruedas con mi hermano, recordando al Santiago de "El viejo y el mar" y su respeto por el dolor y la fuerza.
Sobre el caballo, explicándole con el cuerpo y en silencio qué es lo que quiero que haga y agradeciéndole también en silencio que quiera trabajar conmigo y que, tras bajarme de su lomo, se acerque a mí para mostrarme el mismo cariño que le tengo yo.
Sobre la moto, aprendiendo a controlar la marea de mi cabeza que hace, en ocasiones, que me olvide de mi cuerpo, que es lo único que tengo. Preparándome para, algún día, poder hacer Córdoba-Varsovia (sí, por fin he aprobado el carné).

Montar solo y en silencio para poder acercarme más y mejor a los demás. Aprender a meditar sobre mi montura. Desplazarme sintiendo el desplazamiento. Conocer.

Zorionak!

Soy creador y en mi DNI pone que soy de Córdoba.
Soy usuario de la cultura y en mi DNI pone que soy de Córdoba.
Mi obra no es apoyada por las fuerzas públicas o privadas de mi ciudad y en mi DNI pone que soy de Córdoba.
No puedo disfrutar de una red cultural decente en mi ciudad y en mi DNI pone que soy de Córdoba.


Pido a mis convecinos que se vengan conmigo para protestar porque en un Mercadona o en la Universidad de Córdoba violan los derechos de compañeros trabajadores y, por no ponerse la camiseta rojinegra que visto, se ponen una azul y se van al puente a hacerse una foto.


Colaboro con cada creador cordobés que conozco y me empapo de su frustración (vale, conozco siempre a los que son críticos con el sistema que anda detrás de la capitalidad cultural) y en mi DNI pone que soy de Córdoba.


La cabeza de la segunda fuerza política del consistorio que me gobierna (al menos eso se cree) se jacta de que no ha leído un libro nunca.
Mis conciudadanos no saben, en su mayoría, quién es Rafael Sánchez... Ferlosio. Ah, bueno, el otro sí.


San Sebastián no se lo merece. Ninguna ciudad se lo merece. La cultura no es de la ciudad. La cultura es del creador y del usuario, en esa íntima comunión que se establece en el hecho cultural.
Pero, eso sí, si a Donosti le hace ilusión, felicidades.


Yo no tendría que haber escrito esto. Espera a que consulte mi DNI.

Viento armenio


Desde mi ventana
-¡cuantísimos poemas comienzan
mirando desde una ventana
y cuantísimos de estos
no valen ni el dintel!-
las hojas de los árboles
siempre titilan con leve murmullo
pero nunca tan acompasadas
como cuando, dentro de la casa,
suena el duduk de Djivan Gasparyan
y se pone en marcha, lentamente,
el tren de vapor del edificio.

A comer a la calle


Mi amiga y poeta Julia Carú, incansable motor cultural vaya donde vaya, ha creado un blog que reúne a poetas con una visión social dentro de su obra y en el que tengo el honor de participar con un poema nuevo.
Espero que esta iniciativa sea solo el inicio de, esta vez sí, una fructífera colaboración con otros creadores, en especial con Julia y E. Maldomado, tremendo artista gráfico.

Este es el enlace:

La lucha continúa. Salud, compañeros.

Ceci n'est pas une lune


Tengo que hacer una foto.

Si es bello, no hay que vivirlo, hay que congelarlo.
Hola, soy un artista de la taxidermia y
tengo que hacer una foto.

Para lanzarla en la botella al mar y que todo el mundo la vea.
Todo el mundo.
Si no es todo el mundo no vale.

Yo he estado allí.
Siglas talladas en cada árbol.

Tengo que hacer una foto.

Que no se me ocurra jamás
explicar cómo era el olor de las cosas
que he visto.

Tengo que hacer una foto.
Tengo que hacer una foto.

Congelar cada cara y cada ave
y decir qué bonito y que signifique
menos que mierda.

Tengo que hacer una foto.
Tengo que hacer una foto.

Que no se me ocurra jamás
escribir cómo sentí aquel momento
con una variedad de detalles
tan inmensa
que regale un billete de ida de un segundo.

Es mil veces más importante
el dedo que señala.
El sobrecogimiento de las Mil Islas
mide menos
que la roña bajo la uña que las apunta.

Tengo que hacer una foto.

¿Las has visto?
Mira, con esta tarjeta
puedo almacenar hasta docemil.

Como broma ya está bien

No, si alguien tiene que hablar de mí
seré yo.
El mundo acaba una pulgada más allá
de mi huella
y nadie sabe de mí,
me niego
a que se usen mis frases
para describirme.

Esta es mi casa
y no tienes derecho a sentirte
extraño en ella.
Fue una mala idea
y ahora quiero deshacerlo.
¡Yo lo he generado!
¡Yo lo elimino del torrente del tiempo!
Lo diseñé para ser flor de un día.
¡De un día! ¿Te enteras?

Soy un crío
pero me lo merezco
por haber sido vuestro padre
tantísimo tiempo.



Niño muerto


Ha podido.
Me dijo que todos iban a hacerlo y que oponerse era inútil.
A cada palabra que yo escribía me mostraba seiscientas imágenes.
Yo decía "ser santo o ser muerto" y él decía "te harás mayor y no podrás correr tan aprisa".
Y me reía. ¿Acaso no sé yo de sobra la resistencia de mis piernas?
Pero bajé la guardia y me crecieron otros brazos
que amé tanto como a los míos propios
e incluso más que a los míos.
¡Qué hijo de puta!
Ahí lo vio claro. "Yo no te podré atacar a tí,
que hueles a canela y almendra
mientras te pudres,
pero le sacaré la sangre a tus nuevos brazos
y ellos vendrán a mí y dirán que no está tan mal,
que se puede jugar de otra forma,
que tampoco hay que ponerse así".

Ahora "Dança da solidão" e "Imagine" cantada por A perfect circle.
Sí, claro, ahora. ¿Acaso esperabas otra cosa?


Autoayuda

Los libros de autoayuda y el club de la comedia.
Todos asentimos como los antiguos perros de goma de detrás del coche.
Es cierto porque ocurre. Es gracioso porque pasa.
250 páginas para contarme qué es lo que me pasa con palabras que yo pueda entender.
2 horas de programa para contarme lo que hago cuando salgo de marcha.

Tengo un problema.

Nadie me dice qué he de hacer.
Nadie me propone una posibilidad de solución.
Ningún libro de autoayuda se moja.
¿Y si se moja y falla?
Mejor mantenerse en la orilla, señalando el agua, diciendo "eso es agua".
"Me gusta este libro, porque habla del agua y yo he visto el agua y dice cómo es el agua que yo he visto".
Dentro del agua hace frío.
Ayúdame a salir.

New day rising



Aprended por vuestra cuenta vuestras limitaciones personales,
conoced a fondo los obstáculos y tratad de superarlos.
Después de esto, todo lo que hagáis, hacedlo de todo corazón.
Jerzy Grotowski - La conferencia de Skara